«El PP ha intentado que me fuera, que abandonara la esperanza, pero aquí estoy, en pie»
No es el aspirante. Es el ganador del último combate electoral. La primera vez en 32 años que un púgil socialista hacía besar la lona al PP. Pero no fue suficiente para alcanzar el cetro de gobierno. Ahora se enfrenta a su tercer combate, esta vez precipitado, con todo el foco de la política nacional en el ring de Castilla y León. Estamos ante los últimos asaltos y se siente seguro de revalidar victoria.
Pregunta.– Usted hace emblema de haber batido al PP después de 32 años de victorias consecutivas, ¿eso ahora mismo con las encuestas en contra es un lastre o una carga?
Respuesta.– Estamos asistiendo últimamente, como era previsible, como ya sucedió en el año 2019, al increíble caso de las encuestas menguantes. El PP ha pasado en apenas un mes a que le den 45, 40, esta semana eran 35 en alguna encuesta. Mire, esto ya lo hemos vivido. Ya sucedió en el año 2019. Yo, más que debatir sobre las encuestas, prefiero debatir sobre las propuestas, sobre qué le ofrecemos, qué queremos para la Castilla y León del presente y del futuro. Esto no va de poder, no lo ha ido nunca. Yo estoy muy orgulloso de haber ganado las elecciones en el año 2019 porque eso significa que la gente confió en nosotros, en nuestro proyecto. Pero al día siguiente me puse a trabajar como si nada hubiera pasado, después de un pacto que frustró las esperanzas de cambio de muchísima gente. Después de que incumplieran la palabra que le habían dado a la gente, pero al día siguiente ya estábamos trabajando por esta tierra, por Castilla y León. No va desde luego ni de mi ego, ni del de ninguno de los candidatos. No debería. Va de cómo le ofrecemos un modelo diferente. Ya sabemos dónde nos lleva este camino, pero yo hablo de estos 35 años, de estos dos años y medio, y no tenemos que imaginar qué pasaría si sigue gobernando el señor Mañueco y el Partido Popular. Hay mucha experiencia en eso, y sabemos que nos lleva a perder población, al deterioro de los servicios públicos, en especial de la Sanidad, nos lleva a una falta de ética en la gestión pública. Eso es lo que yo quiero cambiar, y en lo que llevo trabajando desde hace siete años.
P.– Al margen de hace dos años, el Partido Popular ha gobernado porque ha tenido un apoyo mayoritario de los ciudadanos. ¿Se han equivocado los ciudadanos?
R.– No, no. Tampoco se equivocaron en el año 2019 cuando el PP hablaba de la lista más votada. Tan diferente es que yo me acuerdo del discurso del debate de investidura cuando ya decía que nosotros nunca jamás íbamos a poner en tela de juicio la legitimidad de un Gobierno mediante un acuerdo parlamentario, por mucho que no hubiera sido la lista más votada la del PP. Somos escrupulosamente férreos y defensores de la democracia parlamentaria, no como ellos. Ellos han estado tratando de deslegitimar cualquier gobierno que no es el suyo, siempre cualquier acuerdo que no sea el suyo, hablan de gobiernos ilegítimos, de gobiernos anti democráticos, con lo que ha costado en este país llegar a lo que hemos llegado. Absoluto respeto a la voluntad soberana de los ciudadanos expresada en las urnas.
P.– ¿Por qué cree que Mañueco no va a remontar y no va a ganar estas elecciones?
R.– Porque me parece que aquí, y yo lo palpo y lo siento, hay una necesidad, un ansia, un pulso de cambio muy claro. Pero además es que dos años y medio después de que tuviera el PP el peor resultado de su historia, no me parece que haya una sola razón, ni una sola, con la que haya convencido a quienes no confiaron en él hace dos años y medio. Me parece que hay más para desear esa voluntad de cambio, pero yo no me presento para que no sea presidente Alfonso Fernández Mañueco, para que no siga gobernando el PP, yo me presento para que haya un gobierno de cambio, para que gobierne el PSOE, para que hagamos cosas diferentes en empleo, en reindustrialización, atracción del talento joven que se nos ha tenido que marchar por miles y miles porque aquí no había oportunidades, para el reequilibrio territorial de Castilla y León, para igualar también el medio rural con el urbano, para garantizar que aquí haya un desarrollo en todos los sectores, para aprovechar una magnífica e histórica oportunidad con la llegada de los fondos europeos. Prefiero dar razones por las que convencer a la gente de que haya un gobierno de cambio, del PSOE, que razones para no votar al señor Mañueco que ya encontraron los ciudadanos muchas en el año 2019, y creo que durante este periodo les ha dado más aún.
P.– Entonces, a ustedes les satisface el adelanto electoral.
R.– Tiene esas dos vertientes. No me gusta. Me parece inoportuno, irresponsable. Los datos de la pandemia siguen siendo muy preocupantes, estamos todavía haciendo frente a una pandemia, a una crisis sanitaria, pero, además, estamos en un momento enormemente importante y decisivo en el que nos jugamos la reforma de la financiación autonómica, la llegada de los fondos europeos, que no terminamos de poner en perspectiva, pero que dos años después de la peor crisis de nuestra historia y gracias a las políticas que se han hecho en nuestro país, muy diferentes a la anterior crisis. Hemos recuperado los niveles de empleo y de crecimiento previos, no solo a esta crisis, sino a la anterior crisis financiera del año 2011, y además tenemos 140.000 millones de euros para, por fin, poder transformar nuestro modelo económico y productivo para que Castilla y León deje de empequeñecerse y se ponga a la vanguardia porque estamos hablando de economía circular, del vehículo eléctrico y su transformación, del sector de la automoción, de la industria agroalimentaria, de la cultura y el idioma. Estamos hablando de las energías renovables y del hidrógeno verde, todo parece que está pensando para Castilla y León. El problema es que estas elecciones, que ha convocado de forma tan irresponsable el señor Mañueco, con los intereses partidistas del señor Casado y de la señora Ayuso, y por su corrupción, nos han metido en una campaña electoral mientras las demás comunidades autónomas están corriendo para aprovechar esa oportunidad, para aprovechar esos recursos. Por eso es tan irresponsable. Ahora bien, es una nueva oportunidad, una oportunidad magnífica para que los ciudadanos vuelvan a expresar, vuelvan a apostar por ese cambio que necesita esta tierra.
P.– Usted habla de asuntos muy importantes, para eso hace falta una estabilidad de gobierno. Había quienes sabíamos que no había esa estabilidad, usted lo sabía, y que era fingir esa coalición. Lo hemos constatado a los dos días de romperse esa coalición con esas barbaridades que ha dicho Igea de su socio de gobierno, de Mañueco. No se podía seguir surcando el camino, ese camino que necesita tanta estabilidad con un Gobierno que era absolutamente inestable. Lo sabíamos, pero lo ha certificado Igea.
R.– Claro, es que una de las necesidades que precisa esta tierra con su próximo Gobierno es estabilidad. En el momento, insisto, más decisivo de nuestra historia. Pero esto también ha destruido uno de los mantras del PP, que es la derecha la que garantiza la estabilidad de las instituciones, de la economía, del territorio. No parece, no. De todos los gobiernos autonómicos que se constituyeron en coalición, en diferentes coaliciones, después de las elecciones del año 2019, del PP no queda ni uno, quedan los restos del gobierno andaluz. Todos los demás gobiernos constituidos a la derecha, incluido el de esta tierra, han saltado por los aires. Porque se basan en el poder, en el mantenimiento del poder, no en la política, no en el interés general, no en el servicio a los ciudadanos. Lo han demostrado, claro que era fingido, lo único que les preocupó y ocupó fue repartirse el botín, no gobernar y dar estabilidad para hacer frente a la pandemia, y para la recuperación económica y para lo que está por venir. Fíjese que a nivel estatal se han aprobado, incluso en mitad de la pandemia, 47 leyes muy importantes con avances en derechos sociales, para la actualización de las pensiones, para el incremento del salario mínimo interprofesional, muchos avances en derechos y libertades. En Castilla y León solo ocho, la mitad de puras tramitaciones formales, por cierto cuatro de ellas con el apoyo también del PSOE. Hemos demostrado en la oposición ser un partido leal, un partido capaz de llegar a consensos y acuerdos y ellos, no. Ni estaban gobernando antes, ni estaban gobernando después, ahora tampoco pueden decirnos, o tratarnos de convencer que no han estado juntos. Han estado, han sido cómplices necesarios el uno del otro, con sus propios intereses, solo los de ellos, no los de la gente.
P.– A priori Igea les ha vetado a usted y a Mañueco, claro que no sé si eso tiene un valor, lo que diga Igea en campaña, y lo segundo es porque no sé si va a pintar algo Igea en la próxima aritmética parlamentaria.
R.– En eso sí que me parecen iguales el señor Igea y el señor Mañueco, para saber lo que van a hacer uno no tiene más que escucharles y saber que van a hacer lo contrario de lo que digan. Ha pasado tantas veces en ambos casos, pero la realidad es que ahora el señor Igea está volviendo a repetir lo que dijo en 2019. Ha afirmado con mucha rotundidad que no haría presidente al señor Mañueco, que nunca le daría el gobierno al PP y se lo dio. Por lo tanto, no tenemos que imaginar qué haría, ya lo hizo. Y el señor Mañueco, que ahora va a la campaña y vuelve a decir que se va a pensar lo de las 35 horas de los empleados públicos, eso ya lo dejo firmado en el año 2019, ha tenido dos años y medio para cumplirlo y no lo ha hecho. Pasa con las unidades de radioterapia, con todos los materiales para la Sanidad, los recursos económicos para mejorar las condiciones profesionales de los sanitarios, pasa con la regeneración, con el fin de los chiringuitos… Una de las cosas que he repetido muchas veces es que Mañueco se podía presentar con el programa electoral del PP de 1987 porque sigue prometiendo legislatura tras legislatura lo mismo. Ninguno de los dos me parece que tenga mucha credibilidad en esto.
P.– ¿Nota al partido engrasado?
R.– Sí. No solo engrasado, palpo ilusión y para mí eso es muy importante. Es cierto que esta tierra siempre ha sido muy difícil para nosotros y que hemos atravesado momentos de muchas dificultades en los últimos años, no solo aquí, sino en el conjunto de España. Veo ahora al partido como está y con esa ilusión por cambiar las cosas, habiéndose creído que era posible ganar en Castilla y León, es posible volver a ganar y cambiar esta tierra y darle esperanza. Y además ver cómo se identifica mucha gente con los proyectos socialistas que tenemos en muchas ciudades de Castilla y León, que han demostrado ya experiencia, eficacia en la gestión, compromiso con lo social, con la igualdad, para mí es muy importante. Siempre dije hace muchos años, cuando empezamos en este proyecto, que era imposible también ganar Castilla y León sin tener buenos ejemplos de gestión municipales, sin haber dado un salto cualitativo en los ayuntamientos de esta tierra. También lo dimos ahora con más intensidad. Eso son unos cimientos muy sólidos, también para que la gente vea que se puede gobernar de otra manera.
P.– ¿Teme la explosividad de Vox en estas elecciones en Castilla y León?
R.– A mí Vox me preocupa como fenómeno, que tiene mucha trascendencia más allá de Castilla y León, de España. El crecimiento de la extrema derecha en Europa, el crecimiento del populismo cuando lo hemos visto en EE.UU.. A mí me preocupa en cuanto a que atenta contra los derechos de los ciudadanos, los avances sociales, los derechos y las libertades que tanto tiempo ha costado construir. Eso ha ido en una generación que es muy consciente de que hemos llegado hasta aquí gracias a los que dejaron esto construido, pero los avances, las libertades y la democracia no son para siempre, y hay que estar siempre muy vigilante. Hay que enfrentarse a quienes quieren ponerle freno, y retroceder en cuanto a los derechos de colectivos, de minorías, de las mujeres, eso es Vox. Y tiene que ver con España. Sí hay un elemento diferencial. En otros lugares de Europa se aísla a la extrema derecha, se le pone un cordón sanitario, no se pacta con ellos, desde luego que no se les da oportunidad de participar en gobiernos y aquí el PP, sí. Y me niego a normalizar eso, me niego a que eso se vea como una anécdota porque además es malo para el PP y para el sistema democrático. Ese efecto contagio hace que la gente entre votar a lo original y la copia, acabe votando al original, y eso hace que el PP se contagie de las políticas de Vox, y eso hace que Vox crezca. Aquí en Castilla y León sabemos que si hay posibilidad Mañueco les hará entrar en el Gobierno porque está dispuesto a cualquier cosa, ya lo ha hecho para seguir en el poder. Por eso la única posibilidad de evitar eso es que haya una mayoría más amplia aún del PSOE. Si pueden sumar, sumarán.
P.– Usted, como en el 2019, ¿mantiene que debería gobernar quien gane las elecciones?
R.– No, yo no mantenía eso, era el Partido Popular. Yo creo en la democracia parlamentaria, claro que creo en la democracia parlamentaria. Era el PP, y me acuerdo perfectamente al señor Mañueco en el debate cuando incluso nos acusaba de tener un pacto cerrado con Ciudadanos y defendía así que lo democrático, que lo legal, es que gobierne la lista más votada. Es que el PP cambia las reglas de la democracia en función de sus propios intereses, la lista más votada solo vale si es la suya. Nosotros somos respetuosos con las reglas de la democracia parlamentaria y no nos asustan los acuerdos porque hemos demostrado que somos capaces de garantizar estabilidad. El PP pactó con Vox para evitar la lista más votada en el Ayuntamiento de Palencia, y en el de El Espinar, y donde lo necesitó. Y pactó con Ciudadanos para quitar al Partido Socialista de gobernar en decenas y decenas de ayuntamientos. En fin, ellos sabrán y verán, en todo caso es que no tengo duda de que esta vez la lista más votada será la del Partido Socialista de Castilla y León.
P.– Ustedes han criticado que se propicien unas elecciones en medio de una pandemia, en la situación que hay especialmente sanitaria. Ustedes presentaron una moción de censura, un tanto precipitada, en medio de una pandemia para cambiar un gobierno también.
R.– Bueno, y teníamos razón. Claro que teníamos razón. La primera razón que di al presentar esa moción fue para evitar unas elecciones cuando la situación de pandemia era mucho peor, no había avanzado el proceso de vacunación, la situación de los hospitales y las UCI… Lo negaron, cómo iban a convocar ellos unas elecciones. Lo hicieron en Madrid y tenían aquí el decreto preparado. Segundo, la inestabilidad de un gobierno que entonces hacía declaraciones diarias de amor y parece que se ha demostrado que ese gobierno no estaba gobernando, estaba a otra cosa. Hemos perdido un año. Y, para empezar, cuando llegó esa moción de censura, PP y Ciudadanos habían presentado no menos de 15 mociones de censura en ayuntamientos de Castilla y León para quitar gobiernos socialistas. Una moción de censura tiene una diferencia fundamental, que al día siguiente se cambia el gobierno. No se está meses con un gobierno interino y con una campaña electoral que es lo que nos ha hecho el señor Mañueco. Pero el tiempo, y esta convocatoria electoral en especial, han demostrado que teníamos razón, que el PP y el señor Mañueco estaban ocupados en tapar su corrupción, con sus urgencias orgánicas y sus batallas partidistas. Desde luego, no parece que hubiera mucha sintonía en el gobierno autonómico que le diera estabilidad a Castilla y León en el peor momento posible.
P.– De aquella moción de censura de marzo, estas elecciones anticipadas.
R.– Pero, ¿alguien se cree ya que eso tiene que ver? Si al final una moción de censura, que ya no podía presentarse hasta marzo, hace que Mañueco tenga que convocar unas elecciones en diciembre para febrero. Eso creo que no se lo cree absolutamente nadie. Todo el mundo sabe las razones de esta convocatoria electoral y la inoportunidad de hacerlo, todo el mundo lo sabe.
P.– ¿Usted cree que se ha precipitado Mañueco en la convocatoria electoral?
R.– Pensando en los intereses de los ciudadanos, por supuesto.
P.– En los suyos, en los del PP.
R.– Pensando en los del PP, a mí me parece, y lo dije en los primeros días, ya solo pensando, intentando ponerme en su lugar, y pensar que alguien pueda ser tan irresponsable de convocar unas elecciones solo pensando en su dinámica partidista y electoral. Lo dije cuando firmamos el Pacto por la Reconstrucción. Se sabía entonces durante el primer año y pico de pandemia que cuando uno ofrece y logra acuerdos con un gobierno, el que se beneficia electoralmente es quien gobierna, al que le da seguridad, le da estabilidad, pero a mí eso no me ha importado nunca, no he pensado en el beneficio partidista electoral que las decisiones en aras a los intereses generales de los ciudadanos le podía reportar al PSOE; él, sí. Intentando ponerme en su cabeza desde el primer día, le he visto enfadado con esa convocatoria electoral y no les veo ni entusiasmados, ni con una movilización espectacular, ni con un respaldo en las calles que haga parecer que los castellanos y los leoneses estén deseando encumbrar al señor Mañueco a los altares.
P.– Sospecha que somos una comunidad todavía no con demasiado aprecio a la identidad. Vamos por primera vez a las urnas, sin la urna municipal, a la que tienen más apego los ciudadanos de la comunidad. ¿Espera una abstención fuera de lo normal?
R.– Espero que no. Me parece que los castellanos y los leoneses son muy conscientes de lo que se juegan. Además, somos muy responsables y muy participativos en esta tierra en términos generales en cualquier proceso, no solo electoral, sino de cualquier orden. Es cierto que el hecho de que no haya una convocatoria municipal asociada es un elemento diferencial, que nos permite por otro lado hablar por primera vez del proyecto autonómico, hablar solo de esto, que también se sepa en Madrid lo que sucede aquí y el enorme potencial que tenemos que ofrecer. Que por fin Castilla y León tenga una voz propia en España, que la necesitamos para competir, para atraer inversiones. También le digo que en las últimas elecciones autonómicas y municipales fue la primera vez en la historia que el PSOE tuvo más votos en elecciones autonómicas que municipales. Precisamente creo, por esa ansia y voluntad clara de cambio, que veían en nosotros una alternativa de gobierno decente, seria, responsable y ambiciosa para Castilla y León.
P.– ¿Está desbaratando un tanto la estrategia electoral y de campaña las alteraciones que se producen desde Madrid? Alberto Garzón, por ejemplo.
R.– Bueno, es lo que tiene también. En toda campaña electoral hay alguna bomba de humo y esta ha sido una. Durante unos días le vino bien al PP para no hablar de esto. Cualquier cosa que le permita no hablar de Castilla y León, de su programa, de su proyecto le viene bien. Nosotros hemos defendido nuestra propuesta, nuestra posición, he vuelto a defender los intereses de Castilla y León lo primero, y ya está. Sí tengo la sensación de que se le ha vuelto un poco en contra, se le ha dado la vuelta al PP esto. Ha permitido poner el foco en uno de los problemas que sí tiene, obviamente, nuestro campo. No en vano, Castilla y León ha perdido 10.000 explotaciones agrarias en los últimos años y 18.000 cotizantes al régimen agrario, y no parece ver que eso tenga que ver con las declaraciones de nadie de hace diez días.
P.– ¿Usted no cree que debería dimitir el ministro Garzón?
R.– No, si no lo hubiera dicho. Creo que fueron unas declaraciones inoportunas, en un medio de comunicación extranjero, a un sector. Lo he dicho en alguna ocasión, cuando alguien hace unas declaraciones que sientan tan mal a los afectados y que tiene que matizar, algo ha hecho mal, obviamente. Si se ha hecho de menos, sensibilidad con el sector, con el campo, con la gente de esta tierra. El Partido Popular ha acabado apoyando una manifestación que pedía el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria que votaron en contra. En fin, llegan a unos extremos… Me parece que hay que hacer mucho por el campo de esta tierra y que Castilla y León merece tener un modelo agrario propio, más allá de convertirse y ser una oficina de gestión de los fondos europeos, que es a lo que se ha dedicado el PP durante los últimos años.
P.– ¿La aparición de la España Vaciada es un riesgo para el PSOE?
R.– Ahora que hemos presentado el programa electoral, el programa de gobierno, leía algunas notas que me había preparado para presentar el programa del año 2019 y ya hablaba de la España vacía, una reivindicación que en buena parte del territorio de este país no solo se hace, sino que es justa. Veo con mucho respeto esa reivindicación que ha permitido visibilizar por fin en España, más allá de otras cuestiones territoriales que ocupan muchos titulares, pero yo defiendo que la quiebra territorial más importante de este país es esta, la de la España vacía, la de la España interior que necesita reequilibrio, que necesita industria, que necesita jóvenes, etc. Luego en su configuración política lo hemos visto, incluso críticas de algunos colectivos de esta España vacía, que no se sienten representados en cómo se ha articulado esa representación política, un movimiento muy heterogéneo. Por ejemplo, en la candidatura de Valladolid hemos visto que hay 14 o 15 integrantes de las listas electorales de Ciudadanos. Veremos, respeto sus reivindicaciones y espero que sean aliados del cambio en Castilla y León. Todas las manos nos van a hacer falta.
P.– Usted cree que de verdad tiene vuelta atrás el proceso de España Vaciada, la desaparición de pueblos que no es de ahora, es de hace 40 años. Se ha podido agudizar en los últimos años, pero ¿usted cree que es sostenible un modelo de 2.248 municipios, más de 8.000 pueblos, tantos núcleos?
R.– El problema no son los pueblos, es la gente que no tenemos, que no hay. Cada vez somos menos. No es cierto. Primero, hay problemas endémicos de hace muchos años, por supuesto. Hay quiebras que van a ser difíciles de resolver, claro. Cuanto más tiempo siga gobernando aquí el PP y sigamos por el mismo camino, peor. Si al final en algún momento hay que hacer políticas diferentes para lograr un punto de inflexión diferente, va a tardar. ¿Que las políticas de reto demográfico van a hacer que de repente mañana los pueblos de Castilla y León estén llenos? Claro que no. Hay que hacer cosas serias, y sabemos dónde nos lleva este camino. No es verdad que esto sea igual en todos los sitios. Desde 1987 que empezó a gobernar aquí el Partido Popular, Castilla y León ha perdido 200.000 habitantes. España ha crecido más de ocho millones de personas, pero es que Castilla-La Mancha ha crecido un 23% en población, Aragón ha crecido un 10%. Por tanto, no es igual. Claro que se pueden hacer políticas que reviertan esa dinámica poblacional, claro que se puede reindustrializar. Insisto, ahora tenemos unos fondos que no soñamos nunca tener y tenemos que ser capaces de aprovecharlos. Somos la única comunidad autónoma de estas en las que sube la despoblación que no ha aprobado ninguna herramienta durante estos años. Tenemos que hacer una Ley de Reto Demográfico con una estrategia y presupuesto. Castilla-La Mancha mientras Mañueco convocaba elecciones ha puesto en marcha una estrategia con más de 3.000 millones de euros en los próximos años para hacer frente al reto demográfico. Son dos modelos. Convoco elecciones por mi corrupción o lucho contra la despoblación. Esa es la realidad. Para reindustrializar hay un plan del retorno del talento joven con las universidades y los centros tecnológicos, y un modelo de formación profesional con centros comarcales que aproveche las posibilidades de formación y creación de empleo en la economía circular, en el empleo verde, en el sector forestal, en la economía de los cuidados y de los servicios sociales. Revirtamos esa dinámica, y con buenos servicios públicos, por supuesto.
P.– Tanto usted como el PP mantienen que el médico tiene que ir a cada pueblo, y eso parece una quimera cuando cada vez hay menos médicos y no hay donde sacarlos, ¿cuál es la solución para eso en la Sanidad rural?
R.– El PP puede defender lo que quiera, pero no es lo que ha hecho. El Partido Popular en el año 2013 cerró las urgencias médicas en el medio rural, yo me acuerdo de estar en Pradoluengo en Burgos defendiendo, manifestándome para que las reabrieran. Lo conseguimos, por cierto, con un pacto del PSOE. Del 2015 al 2019 hubo dos manifestaciones masivas de toda la comunidad, protestando contra el modelo sanitario del PP. El Partido Popular defiende que haya médicos en los pueblos en campaña electoral. El Plan Aliste lo presentaron al alimón el Partido Popular y Ciudadanos. Vale ya de intentar culpabilizar a una parte del gobierno de lo que han hecho juntos, y de lo que el PP lleva haciendo 35 años. Lo que no puede ser es que le digamos a la gente que la única posibilidad de un Gobierno es gestionar la miseria. Como no hay médicos, lo que hacemos es que la mitad de la población se quede sin médicos. No puede ser, claro que hay que tomar medidas, y había que haberlas tomado antes. No haber recortado la formación de médicos MIR como hizo el Gobierno del señor Mariano Rajoy. En los últimos años se ha incrementado, creo que en torno a un 25%, la formación de médicos MIR. Se le ha devuelto a varios hospitales de Castilla y León la formación y la capacidad de formar médicos MIR. Cuando les formas aquí es más fácil que luego les captes y se queden aquí a trabajar. De todo eso estamos hablando, pero también de mejorar sus condiciones profesionales y salariales con un plan para la ocupación de plazas de difícil cobertura, dándoles incentivos para que vayan allí donde es más difícil que se queden y permanezcan, de darles más estabilidad a los profesionales sanitarios. Y hablar con ellos, y acabar con la soberbia, que eso tiene que ver más con una parte del Gobierno. Hay que acabar con la soberbia en el trato con los profesionales y poner más medios y más recursos, y hay que hacer inversiones en los centros de salud y en los consultorios. Algunos también prometidos desde el año 2003, plan tras plan y presupuesto tras presupuesto. Además, en esta época en la que ha habido que hacer muchas inversiones para adaptar las infraestructuras sanitarias a la Covid, las han hecho, las han pagado los ayuntamientos, que no tienen competencias. No tenían por qué hacerlo y han vuelto a ser ellos, y no la Junta de Castilla y León, quien las ha hecho. Con todo eso, claro que se puede recuperar la tendencia, y lo que estamos hablando en esta legislatura, lo que estaban pidiendo en Monumenta, en Zamora, no era más de lo que tenían, pero era al menos lo que tenían, la atención sanitaria presencial que tenían. No sólo hablamos de atención presencial en los consultorios rurales, hablamos también de la atención a otras patologías no Covid, la atención presencial en el conjunto de la red de atención sanitaria de Castilla y León. No puede ser que se tarde lo que se tarda ahora en pedir una cita, en que te hagan una prueba diagnóstica, en que te hagan una intervención quirúrgica en la Sanidad pública.
P.– Las infraestructuras endémicas, y algunas esenciales. Es verdad que es competencia de distintos gobiernos, pero el suyo lleva gobernando tres años, por ejemplo la Autovía del Duero que siguen durmiendo los plazos, hay tramos iniciado desde hace 12 años, otros empezados hace menos, o el AVE Valladolid-Burgos que ha ido retrasando el gobierno de su partido constantemente.
R.– Hay una necesidad de grandes infraestructuras y también de algunas que son competencia autonómica. Tenemos que poner en marcha un Plan autonómico de servicios ferroviarios, para junto con el Estado, declarar de Interés General para la comunidad, y facilitar el uso de corredores ferroviarios dentro de la comunidad y con su conexión con otras vecinas. Ha habido retraso de grandes infraestructuras, por supuesto. Es incomprensible que en este país no esté hecha la Autovía del Duero, es incomprensible y no tiene sentido. Desde el punto de vista de la seguridad, por supuesto, desde el punto de vista de la comunicación, por supuesto, desde el punto de vista de la vertebración. Tiene que ver con ese modelo centralizado de este país durante tantos años. Ahora le digo que en los últimos presupuestos había más de 100 millones de euros para la Autovía del Duero, inversión que si hubiéramos tenido en los últimos años, hubiera ido más rápido. Se han abierto distintos tramos, dos que están en construcción, y se le ha dado un impulso, nunca suficiente para arreglar los retrasos que tenemos. En esto también con las grandes inversiones que se han hecho, con el incremento de presupuestos y de inversiones en infraestructuras públicas que se están haciendo en estos últimos tiempos cuando ha empezado la recuperación económica es una oportunidad. El otro día leía los datos de licitación de obra pública en Castilla y León de la Cámara de contratistas, puramente objetivos. La inversión por parte del Estado creo que ha alcanzado los 650 millones de euros, era la que más crecía, y por supuesto incomparable a la inversión que está haciendo la comunidad autónoma que se paró. También ahí creo que la comparación no resiste.
P.– Insiste usted que el ámbito electoral, la estrategia de Mañueco está relacionada con los casos de corrupción y el acoso que sufre él por la corrupción. Sin embargo Mañueco no está imputado, investigado, ni citado en alguno de esos casos. ¿Sería tanto como responsabilizarse a Pedro Sánchez o a usted de lo que ocurrió en Andalucía?
R.– (Ríe). Es un buen intento, pero la realidad es que en Castilla y León no hace mucho tiempo el vicepresidente de la Junta, el señor Merino, ya fue condenado por la Trama Gürtel, por cosas de aquí. Por cosas del gobierno.
P.– Pero presidentes de la Junta de Andalucía también han sido condenados, y eso no responsabiliza a Pedro Sánchez.
R.– Pero es que yo sí responsabilizo al señor Mañueco, es que era el número 2 del partido durante los últimos 20 años, era el Presidente nacional de la Comisión de Garantías. Y dice: no, son casos del pasado. Estamos hablando de que en la trama eólica se piden penas de 848 millones de euros en multas para ex altos cargos de la Junta de Castilla y León. Es que se piden 138 años de cárcel, es que tenemos la Perla Negra, hemos tenido de todo. Y cuando dice que no tiene nada que ver con él, yo nunca he estado ahí, es que estaba. Llega el caso de las Primarias, el suyo. El proceso que le sirvió para elegirle como candidato a la Junta de Castilla y León, donde ya, como se les ha complicado en sede judicial, ya han reconocido que hicieron trampas. A mí sí me parece grave, que alguien que se presenta a Presidente de la Junta reconozca que para ser elegido hizo trampas, pero es que se juzga además una presunta financiación ilegal. Si podemos hablar de Andalucía, donde por cierto se pagó, no solo judicialmente, sino políticamente, y algunos que decían que había que regenerar, y regeneraron, luego aquí hicieron lo contrario y consolidaron a aquellos que en materia de corrupción hicieron y le siguen haciendo mucho daño a Castilla y León. De eso también hablamos en estas elecciones.
P.– ¿Me hace un vaticinio, aunque no sea concreto, sea somero de lo que va a pasar el 13F a eso de las 23.00 horas?
R.– Yo eso de las porras es más periodístico, que político. Yo estoy convencido de que el PSOE va a ganar las elecciones, y las va a ganar. Con toda la humildad, pero con todo el respaldo, el afecto, el cariño y la ilusión de la gente me parece que va a haber más movilización de la que muchos creen. Confío en que sea el primer día de una nueva etapa.
P.– Es su tercer intento, ¿a la tercera va la vencida? Pero si no se da la vencida, sería el último intento para gobernar.
R.– No me pongo en esa tesitura antes de competir y hacer la carrera. Sí le digo que ha habido durante este tiempo por parte del PP muchos intentos de que me fuera, de que abandonara la esperanza, de que me rindiera, de que me fuera a destinos más cómodos y cálidos, pero no han tenido suerte. Aquí estoy en pie y de aquí al 13 de febrero vamos a intentar convencer a la gente de que esta oportunidad hay que aprovecharla.