«No debo demostrar nada, con Herrera firmé cuatro pactos»
Luis Tudanca, burgalés de 41 años, casado y con dos hijas, fue diputado nacional entre 2008 y 2015. Licenciado en Derecho por la UBU, es actualmente el portavoz socialista en las Cortes de Castilla y León. El 26-M fue el candidato a presidir la Junta
Cinco años cumple esta semana (18 de octubre) Luis Tudanca al frente del PSCyL tras ganar en un tenso proceso de primarias a su antecesor en el cargo, el palentino Julio Villarrubia.
«Para ganar en Castilla y León tenemos que quitarnos los complejos: necesitamos convicción, ilusión y un proyecto nítidamente de izquierdas», dijo en una entrevista en 2017. No sé si finalmente concurrieron esos factores, pero en 2019 lograron ese triunfo. Sin embargo, les ha servido de poco porque no gobiernan. ¿Frustrado?
A esa frase que me recuerda yo siempre añadía que hacía falta también proyecto único de Comunidad. Y todo ello ha sido, efectivamente, clave del éxito electoral. Haber ganado las elecciones el PSOE en Castilla y León por primera vez en 30 años es el fruto del trabajo de mucha gente durante mucho tiempo, de un camino muy intenso. Pero es verdad que al final no gobernamos nosotros sino los mismos que hace 30 años. A mí no me produce frustración personal sino temor, porque llevamos insistiendo en que la región estaba al borde de un punto de no retorno y no podía esperar más. Ahora hay cuatro años de prórroga para un proyecto agotado que los castellanos y leoneses demostraron en las urnas que no querían. Que va a ser muy dañino es lo único que me preocupa y me frustra.
Es el único líder socialista que ha ganado unas elecciones autonómicas en más de 30 años. ¿La espina clavada que le deja el pacto PP-Cs le anima a intentarlo de nuevo? ¿Tendrá el respaldo de su partido?
Yo no me voy a rendir, pero no en términos personales sino en espíritu de lucha por el futuro de esta tierra. Demostramos que lo que muchos creían imposible era posible y ganamos. Y tenemos que seguir dándolo todo para demostrar que en una Comunidad de la que también se dice que tiene muchos problemas irresolubles hay otro proyecto diferente, que sí es posible un futuro mejor en Castilla y León. Yo no me voy a rendir y tengo la sensación de que el partido está convencido de que ese objetivo por el que estamos trabajando va a llegar.
El PSCyL ha vivido varias etapas de convulsión interna que parecen haberse mitigado con su llegada a la dirección del partido hace ahora cinco años. ¿Qué le ha aportado usted para lograr esa calma que sus antecesores no lograron?
Perseverancia, seguramente. No ha sido fácil, han sido años de fuertes convulsiones en todos los sentidos y no solo aquí. La política española ha cambiado, el país también, y había que hacerla de otra manera, se trataba de que una nueva generación le diera su propia impronta. No es solo mérito mío sino de mucha gente, posiblemente yo no sea ni el mayor artífice. Todos se han puesto a priorizar que Castilla y León estaba por encima de los intereses de partido y había que ofrecer seriedad y serenidad, ser reivindicativos de izquierdas y dar a la sociedad la esperanza que necesitaba. Pienso que se ha logrado, hemos dejado de mirarnos el ombligo y nos hemos puesto a trabajar hacia fuera.
¿No hay conflictos larvados ni agujeros negros en el PSCyL actual?
Éste es un partido vivo, con debate, con 140 años de historia y que ha demostrado en estos cinco años ser el más rápido en capacidad de responder a las demandas sociales. No somos el mismo partido que en 2014, hemos democratizado como ningún otro nuestras estructuras, nuestro sistema de funcionamiento, la transparencia, hemos mejorado los mecanismos de conexión con el tejido social y eso nos hace ser más permeables… No somos todos iguales ni pensamos lo mismo, y además nos lo decimos a la cara y eso nos enriquece y nos ayuda a seguir transformándonos para ser el partido hegemónico de este país. Este partido hoy está muy unido.
Por ejemplo, ¿comparte el criterio de Óscar Puente, alcalde de Valladolid, de que la mejor manera de asegurar el futuro de Castilla y León es concentrar las inversiones en esta ciudad?
Óscar ha demostrado también que ganar en Valladolid era posible después de 20 años de mayoría absoluta del PP y además ha jugado un papel decisivo en la renovación del partido. Y su responsabilidad ha sido la de ser alcalde y defender Valladolid como el alcalde de León defiende León o el de Burgos hace lo propio con su ciudad. Pero el proyecto del PSOE de Castilla y León es de solidaridad y cohesión territorial, de reindustrialización para la reducción de desequilibrios entre territorios… Y siempre hemos defendido que la cooperación es mucho mejor que los enfrentamientos. El PP siempre jugó a enfrentar a unos con otros y así mientras los alcaldes y las provincias se peleaban nadie se preocupaba de señalar a los verdaderos responsables de los problemas, que estaban en la Junta. Lo acaban de demostrar de nuevo con el reparto de cargos y prebendas en instituciones. Puente, en el consejo de alcaldes y alcaldesas que celebramos hace unos días, contribuyó a aprobar por unanimidad asuntos de financiación local, cohesión territorial y de servicios públicos en toda la Comunidad. No hay fisuras.
Por cierto, ¿cómo es su relación con él? ¿Su sobre exposición en las redes sociales le genera algún problema que sería evitable en otras circunstancias?
Cada uno tiene su perfil. Yo siempre he dicho que en política lo más importante es ser auténtico y Óscar lo es. Y además le funciona, la gente le está respondiendo. Él y yo nos parecemos menos en términos personales pero estamos de acuerdo en casi todo, cada uno se gestiona en términos personales y políticos como quiere. Es una persona muy necesaria en este proyecto autonómico tan coral en el que vale lo mismo lo que digan los alcaldes de ciudades de más de 20.000 habitantes, de las que gobernamos la mitad, como lo que aporten alcaldes de municipios más pequeños como Estépar. Cuando trabajamos juntos nos va mejor a todos y Óscar Puente está siempre en esa línea.
Imagino que cada proceso electoral es una prueba de fuego para un secretario general. ¿Qué espera del 10-N en CyL?
Mejorar. Es verdad que venimos de los mejores resultados de la historia, pero los hechos posteriores han demostrado que éramos de fiar. Si alguien quiere un partido sereno que le dé estabilidad a este país y progreso a Castilla y León somos nosotros. Le vamos a pedir la confianza a los ciudadanos con toda la humildad peor también con la ventaja de que ya no tienen que intuir qué pasa si se vota a otros, porque ya no es una amenaza hipotética. Ya sabemos que si PP, Ciudadanos y la extrema derecha tienen la oportunidad, lo harán. Ya lo han demostrado. Vamos con la cabeza alta y habiendo demostrado algo importante, ser creíbles y decir la verdad a la gente.
A tenor de las encuestas, el objetivo de PSOE y PP es disputarse las pérdidas que éstas dan a Ciudadanos. Según como sea el resultado, ¿volver a ser segunda fuerza le debilitaría o sería un fracaso?
Nunca opino en esos términos pero lo que no dejo de pensar es qué opciones tiene un votante moderado que quiera que sus hijos e hijas sigan viviendo aquí. ¿El peor PP posible que en tres meses ha demostrado que aún podía ser peor? ¿Aquellos que prometieron un cambio y lo han frustrado faltando a su palabra? Nosotros seguimos estando en el mismo sitio. No creo que nadie se deje engañar por aquellos que hasta hace tres meses soltaban improperios todos los días con un discurso tremendamente de derechas y que ahora para parar su sangría hayan optado por el silencio a ver si la gente se olvida de quiénes son realmente. O por quienes utilizan a Ciudadanos como escudo humano como si no hubiera un presidente y las decisiones las tomase otro. Espero que todos paguen el descontento de gente que piensa que no se ha respetado su voluntad.
Francisco Igea en algún momento tras el 26 de mayo le llegó a dejar claro que sí que iba a apoyarle a usted?
Se lo dijo a los castellanos y leoneses, no solo a mí. Lo dijo una y otra vez de forma reiterada y él incluso ha reconocido que le obligaron, lo cual es una excusa con una razón que dice poco de la autoridad o del amor propio de alguien. Pero insisto, no se trata de que me haya defraudado a mí, sino a los ciudadanos.
¿Cómo de difícil es hacer política en un contexto como el actual, en el que se corre el riesgo de que la decisión de votar a uno u otro partido se reduzca a lo que se haga o deje de hacer sobre Cataluña, olvidando otras materias?
Si algo hemos aprendido en estos tiempos es que la gente distingue muy bien entre procesos electorales, distingue muy bien qué quiere para su pueblo, su comunidad, su país… Yo voy a seguir hablando de lo que nos ocupa aquí. El martes estuve en Ponferrada hablando de la transición energética, el jueves con la ministra de Trabajo en León hablando a los ciudadanos del futuro de la pensiones, por ejemplo. Es importante que quien quiera gobernar España tenga proyecto de país, más allá de resolver el problema de Cataluña. Dicho esto, lo de Cataluña también nos afecta y es importante tener un Gobierno en España que sepa responder a ese escenario con serenidad y contundencia. Ahora vemos la razón por la que no hubo nuevo Gobierno en España, porque si Pedro Sánchez hubiera querido ya lo habría, pero gobernar a cualquier precio no. En este momento no podría haber afrontado la crisis de Cataluña como el PSOE quería.
¿Se refiere a los criterios divergentes entre Sánchez y Pablo Iglesias a la hora de abordar la cuestión catalana?
Sin duda, pero tampoco me han parecido muy responsables las declaraciones del PP, que primero te prometen lealtad y luego nunca cumplen. En cualquier caso, la reacción de los dirigentes de Podemos a nada menos que una sentencia del Tribunal Supremo, en un tema tan sensible como éste… Hubiera sido imposible tenerles en el Gobierno en estas circunstancias, es una muestra de nuestro sentido de Estado.
Si le pregunto por los cien primeros días del Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco puedo suponer qué va a responder. Dígame tan solo si está dispuesto a colaborar con el PP para encauzar problemas de fondo de la Comunidad. Hace poco tiempo los puentes estaban rotos.
Nosotros siempre vamos a estar dispuestos a colaborar para solucionar los problemas que tiene Castilla y León. De hecho, no creo que sea yo el que deba demostrar que somos capaces de firmar acuerdos de Comunidad, yo he firmado cuatro con Juan Vicente Herrera. El que no ha firmado ninguno es Mañueco. Quizá la pregunta debería ser por qué con otro PP era posible y con éste no. Si esperan propuestas las han tenido y las van a tener, pero si esperan complicidad para sus políticas, no. No vamos a sentarnos con ellos para cargarnos la sanidad pública, por ejemplo. ¡Pero si lo primero que hizo fue utilizar el debate de la financiación autonómica como ariete pese a que había un acuerdo que firmé con Juan Vicente Herrera! ¿Qué se puede esperar de alguien que tampoco respeta un acuerdo firmado con los trabajadores públicos por su antecesor, del mismo partido, y dice que no se puede hacer responsable de su cumplimiento porque es de otro Gobierno? Se hace muy difícil que se les tenga por gente de fiar.
¿Y con Ciudadanos? ¿Se ve gobernando en algún momento con Francisco Igea?
Soy muy respetuoso con los mecanismos parlamentarios y la democracia. Lo que han hecho es de un cinismo y una hipocresía tremenda, pero eligieron y ya está, no hay más que hablar. Están gobernando y nosotros en la oposición y a eso nos vamos a dedicar, a hacer una buena oposición.
El 31 de marzo, en vísperas de otras elecciones, miles de ciudadanos del mundo rural alzaron la voz en Madrid y todos los partidos prometieron iniciativas. ¿La España vaciada puede sentirse engañada si ahora ocurre lo mismo?
No ha habido Gobierno nacional para poder poner en marcha iniciativas, pero donde sí hay Gobierno lo que se ha hecho es ahondar en la brecha. En la Junta les están diciendo que su futuro es cerrar consultorios, fusionar municipios, literalmente que no se van a poder prestar servicios con cincuenta habitantes. ¿Qué hacemos con ellos? Hasta el año 2032 vamos a perder 260.000 habitantes en Castilla y León, la mitad de lo que perderá todo el país, y proponen un grupo de trabajo. Mucha gala, mucha alfombra, mucha reunión en la Junta, pero de pueblos, Mañueco, poco.
La sanidad es un factor importante para un medio rural vivo y es uno de los asuntos que ya ha generado una crisis en la coalición de Gobierno. ¿La experiencia piloto de la Atención Primaria en Aliste será un indicador útil de lo que se deba hacer?
¿Pero cuál de todos es el plan? ¿El que anunció el director general el primer día? ¿Lo que dijo el vicepresidente el segundo? ¿Lo que dijo la consejera el primer día que hizo declaraciones, lo que dijo el segundo o las del tercero? ¿Lo que les corrigió después el presidente o lo que dijo el portavoz parlamentario del PP en las Cortes? Si es que ni siquiera ellos lo saben. Al final todo lleva a más recortes y privatizaciones. El otro día les dijimos que lo único que necesitamos era un calendario y un presupuesto y nos dijeron que no. Si es que la única medida que han tomado en tres meses es suprimir el impuesto de sucesiones, que afecta a los 815 herederos más ricos de la región… Esos 180 millones de euros que se dejan de recaudar, ¿de dónde van a salir? Pues cerrando consultorios.
El segundo conflicto vivo en el Gobierno regional lo abrió el vicepresidente Igea apuntando que iba a ser difícil cumplir el acuerdo de aplicar las 35 horas en la función pública. ¿Ve solución antes del 6 de noviembre, fecha de la huelga general en la función pública de la Junta?
Yo veo una solución mañana mismo cumpliendo lo firmado. Cuando se hizo, cinco días antes de las elecciones, se sabía que iba a costar dinero, que se alargaría la jornada de verano y que tendrían que contratar más personal. Los acuerdos en una Administración, pongan el nombre que pongan, hay que cumplirlos. Si yo hubiera gobernado lo hubiera cumplido y no fui yo el firmante, fue Herrera. Vamos a confiar en la reunión del día 21, pero el señor Mañueco, que parece que se vio obligado a coger las riendas de la negociación, no solo las tome sino que las utilice bien. Y eso no puede ser más que el cumplimiento íntegro de lo firmado.