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ENTREVISTA A LUIS TUDANCA EN EL DIARIO – CYL – EL MUNDO – 16/05/2021

por PSOE de Castilla y León

«Me da pavor dejar en manos de Igea y Mañueco lo que puedan hacer con nuestros derechos sin control judicial»

Revalidará como secretario general después del verano. Disipa las dudas que se han vertido sobre su liderazgo tras la fallida moción de censura. Y asegura que en su ánimo está repetir como candidato tras haber devuelto al PSOE por la senda de la victoria en 2019 tras más de 30 años de derrotas. Lo que no garantiza es que no vaya a intentar una nueva moción de censura dentro de un año. Con Mañueco sólo coincide en lo innecesario de un adelanto electoral, pese a señalar al presidente y a su socio de gobierno, Igea, como un «dúo letal» que se dedican a «dinamitar todo lo que encuentran a su paso».

Pregunta.- ¿Cree oportuno un adelanto electoral?

Respuesta.- No, en Castilla y León desde luego que no. He defendido siempre que en una época como esta nos merecemos estabilidad. Es cierto que lo que ha hecho el Gobierno durante los últimos alrededor de seis meses ha sido generar, desde el Gobierno, toda la inestabilidad de que ha sido capaz, enfrentándose con todo y con todos. Esa era una de las razones fundamentales de la moción de censura. Pero esa moción de censura pretendía también evitar precisamente la tentación que tenía el señor Mañueco, como demostró el Partido Popular en Madrid, de hacer una convocatoria precipitada de elecciones en base a su batalla interna, entre el Partido Popular y Ciudadanos. Pero no, no me parece oportuno.

P.– ¿Por qué dice que Mañueco tenía previsto un adelanto electoral, si él mismo ha afirmado por activa y por pasiva desde el primer momento que no tenía esa intención? De hecho, podía haber jugado esa carta…

R.– Bueno, si alguna vez fuera verdad lo que dice el señor Mañueco en público con lo que realmente hace al día siguiente de afirmarlo, su palabra valdría de algo. Pero yo creo que no. La realidad es que el señor Mañueco tenía hasta redactado el decreto de convocatoria de elecciones y él estaba esperando el posible resultado de Madrid para tantear esa posibilidad. Lo que pasa es que no le dejan tampoco desde Madrid, y tiene el temor incluso a que el señor Casado no le dejara ser candidato, por el enfrentamiento del Partido Popular.

En fin, yo creo que el drama que vivimos aquí está generado por la inestabilidad, la debilidad en la que ha estado el señor Mañueco instalado desde el principio de la Legislatura, fruto de su anuencia a todo cuanto dijera el verdadero presidente de esta Comunidad Autónoma, que sigue siendo el señor Igea.

P.– ¿Y usted no teme ahora mismo un adelanto electoral? ¿Más que hace un mes, por ejemplo? Lo digo por el efecto rueda que pueda tener el propio efecto Ayuso de Madrid, que irradie hacia afuera.

R.– Temor, en todo caso, no. Porque en cualquier caso, si el señor Mañueco decidiera apretar el botón del adelanto electoral, nosotros estamos más que preparados para ese escenario, desde el punto de vista de partido. Y, en todo caso, tampoco es descartable, porque ahora la configuración del Gobierno, habiendo perdido la mayoría absoluta en las Cortes, viéndose obligado a hacer muchas de las cosas a las que se ha negado durante los últimos años, como retirar el decreto sanitario, al que le hemos obligado; aprobar un plan de más de 160 millones de euros para la hostelería, el comercio y los sectores más afectados por la pandemia; viéndose obligado a dar la cara y dar explicaciones en la comisión de investigación de las residencias… Le genera un escenario, supongo, que no le gusta. Pero sobre todo las presiones que pueda tener de las diferentes ramas del extinto Ciudadanos a la hora de repartirse los restos del poder, o de los sillones, que es lo único que les ha interesado. En función de esa dinámica, creo que es el único riesgo que le puede provocar al señor Mañueco convocar elecciones.

El drama es ese. El drama es que está pensando en eso, en las expectativas electorales, en la batalla interna con el señor Casado, en cómo termina de hacer la fusión con el extinto Ciudadanos. Y mientras tanto, no se está preocupando ni por la lucha contra la pandemia, ni por el refuerzo que aún necesitamos en la sanidad, ni por las ayudas a los sectores afectados, ni por el diseño del futuro de esta Comunidad Autónoma vía los fondos europeos.

P.– ¿Va a reconocer que usted no era partidario de presentar la moción de censura aquel día y de aquella forma tan precipitada?

R.– Los tiempos eran otros, claro que los tiempos eran otros. Pero, de hecho, aquí había una dinámica propia muy diferente a la que había en Murcia o la que había en Madrid. Insisto, de la debilidad del Gobierno, fruto de las decisiones que habían tomado los señores Mañueco e Igea; del enfrentamiento con los sindicatos y con los empresarios; de la ruptura con el diálogo social; del varapalo del Tribunal Constitucional después del adelanto del toque de queda a las 8 de la tarde; de las peticiones de dimisión de todos los representantes sanitarios después de quitarle los derechos laborales, e incluso del propio comportamiento de los dirigentes de Ciudadanos en Castilla y León, que decían en público y en privado que estaban hartos de la situación, que estaban hartos del comportamiento y de los modos del señor Igea y que creían que la deriva del Gobierno de Mañueco se le iba a llevar por delante, ¿no? Lo sabían, y así se ha demostrado.

P.– ¿Habló con Pedro Sánchez usted?

R.– Sí, por supuesto. Pero las decisiones las tomamos aquí. Las hemos tomado aquí siempre, y la decisión fue nuestra y fue del PSOE de Castilla y León. Lo digo con toda rotundidad. Me hubiera gustado, digamos, otros tiempos, pero hoy también estoy convencido de que el resultado habría sido el mismo. Hoy ya no creo que nadie pueda discutir que Ciudadanos estaba fusionado, integrado, en el Partido Popular, y estaba trabajando ya para ellos en su mayor parte. Es una lástima, ¿no?

P.– ¿Eso quiere decir que ustedes descartan ya definitivamente una nueva moción de censura cuando lo permitan los tiempos?

R.– Hoy por hoy creo que ese escenario es absolutamente irreal. Ahora, tal como van los tiempos de la política, pensar cómo va a estar esta Comunidad Autónoma dentro de un año, es imposible. En dos años se han cargado los consensos. Todos los consensos. Se han cargado todo lo que funcionaba bien en esta Comunidad Autónoma. ¿Cuánto daño va a seguir haciendo el dúo letal durante los próximos meses a los castellanos y a los leoneses?

P.– Es cierto que la moción de censura ha sido fallida, ha fracasado. Pero es verdad que no ha sido inocua: ha dejado sin mayoría parlamentaria al Partido Popular. Y a Ciudadanos, al Gobierno, como como dice usted. Pero ¿a ustedes no les ha deteriorado esa moción de censura, al PSOE?

R.– No, no. Con toda rotundidad. Me parece, primero, que era nuestra obligación, nuestro deber, nuestra responsabilidad, responder a un clamor social, a un estado de ánimo. No había más que salir a la calle -esto probablemente no les pase a los del Gobierno, porque no lo hacen, no saben lo que pasa fuera-. Pero con cualquier autónomo, empresario, trabajador, sindicalista, profesional de la educación, de la sanidad, con cualquiera que hablaras en Castilla y León te transmitía esa sensación de angustia, de frustración, hacia lo que estaba haciendo el Gobierno. Hacia lo que estaban haciendo Mañueco e Igea.

Nuestra obligación era demostrar que había otra manera de entender la política, otra manera de enfrentarse a la pandemia, otra manera de afrontar el futuro de Castilla y León. Lo que estaba mal está peor, y lo que estaba bien se lo han cargado.

Yo, sinceramente, creo que, tanto interna como externamente, el Partido Socialista ha salido fortalecido, más allá de esa pérdida de mayoría parlamentaria que nos ha permitido en apenas unas semanas demostrar que en esta Comunidad Autónoma se podían hacer cosas que no se hacían por el bloqueo del señor Mañueco.

P.– Una de las cosas para las que ha valido la pérdida de la mayoría es precisamente para que salga adelante la comisión sobre las residencias. Lo digo porque esto se ha convertido en la casa de las comisiones de investigación. Parece la CIA, más que un parlamento de legislar. ¿Cómo digiere Ciudadanos oponerse a una comisión de investigación, y ya especialmente después de lo que dijo el Procurador del Común en sede parlamentaria?

R.– Ciudadanos yo creo que es que no digiere. Yo creo que la única digestión que está por hacer es la digestión del Partido Popular de Ciudadanos como partido. Se le ha tragado y yo no sé si quedarán restos de esa digestión.

Es cierto que es muy sorprendente que ellos en público dijeran en su día que estaban a favor de esta comisión y luego votaran en contra la primera vez que se propuso. Una más de sus incoherencias. Pero ahora lo grave es que, efectivamente, hay una coincidencia en el diagnóstico de lo que hay que hacer por parte de la plataforma de afectados por las residencias; de los sindicatos; de los grupos políticos; del Procurador del Común, que ha hecho un informe absolutamente demoledor hablando de falta de medios, del incumplimiento de ratios, de falta de inspecciones, de la falta de derivación de los pacientes, de nuestros abuelos y abuelas, en los momentos más críticos de la pandemia, que provocaron probablemente muertes, y esto lo dice el Procurador del Común.

P.– ¿Ciudadanos lo que está haciendo es intentando proteger a la mejor médico del mundo, como responsable de todas esas decisiones?

R.– Bueno, a la consejera de Sanidad y a la consejera de Familia, que la consejera de Familia lleva sin hacer una declaración pública meses, como si no estuviera en el Gobierno y esto no fuera con ella. Pero es que la consejera de Familia es la que en semanas previas a la pandemia sacó una reforma legal para reducir el personal sanitario en las residencias y para aumentar las ratios. Fue la consejera de Familia, que sigue diciendo que este es el mejor sistema de servicios sociales y residencial del mundo. Siguen diciendo que van a hacer una reforma, ahora sí, por fin, de nuestro modelo de cuidados, y no han hablado con nadie. No han hecho caso a nadie. Y ahora anuncian a bombo y platillo una reforma que no se creen.

Hombre, que hemos sido la tercera Comunidad Autónoma con más fallecidos en las residencias. Esa autocomplacencia me parece una ofensa al dolor que hemos vivido y hemos pasado. Pero nadie nunca, jamás, les ha acusado de ser los responsables directos de ningún fallecimiento. Y enseguida ellos ahora se han apresurado a sacar los muertos a pasear para tapar siquiera cualquier posible investigación.

P.– Desde el Partido Popular y desde Ciudadanos, tras el fracaso de la moción de censura, han cuestionado su liderazgo. En los tiempos que vienen, tiempos de congresos, ¿usted tiene claro que va a volver a concurrir para renovar como secretario general del PSOE de Castilla y León?

R.– Es verdad que llevan deseando que me vaya casi desde el mismo día que llegué, ¿no? Bueno, les sigo deseando toda la suerte del mundo en ese esfuerzo. No, no me pienso ir. Si mis compañeros de partido siguen respaldándome como hasta ahora, seguiré en Castilla y León, dando la cara por esta tierra y por el partido. No tengo duda de ese respaldo. Nunca la he tenido.

P.– O sea, ¿en su ánimo está ser secretario general y volver a ser candidato del PSOE a las Cortes de Castilla y León?

R.– Si mis compañeros quieren, sí.

P.– Digo en su ánimo.

R.– Sí, sí, ánimo tengo. Ánimo sigo teniendo. No voy a perder nunca el ánimo ni la esperanza por cambiar esta tierra. Demostramos que era posible lo que muchos creían imposible, que era que el Partido Socialista ganara de forma amplia las elecciones aquí, ¿no?

Me parece enternecedor siempre esta actitud del Partido Popular que los lunes, miércoles y viernes dicen que yo lo que quiero es irme a Madrid, llevan siete años diciendo que yo lo que estaba era preparándome para marcharme, y los martes y jueves dicen que Pedro Sánchez me quiere echar. Ánimo con las especulaciones. Siempre he querido demostrar con hechos, y no con palabras, mi compromiso con esta tierra.

P.– Usted se comprometió a ser beligerante también con el Gobierno central, aunque sea del mismo color político. De hecho, usted le recriminaba muchas veces a Herrera que solo dramatizaba cuando gobernaba Rajoy y él se quejaba… Pero usted está siendo muy dócil con el Gobierno central.

R.– Respeto su opinión, pero fíjese, solo por recordar algunas cuestiones: Nosotros no hemos variado ni una sola vez, ni en público ni en privado, la posición que hemos mantenido por ejemplo en los acuerdos de Comunidad que teníamos cuando los firmé con Herrera, la pasada legislatura, y gobernaba Rajoy. Y ahora no hemos variado nada. Ni en el acuerdo sobre financiación, ni en el acuerdo sobre la PAC. Hemos mantenido y hemos votado aquí lo mismo. Cuando se han producido aquí las votaciones sobre la exigencia de la devolución del IVA a las Comunidades Autónomas, a Castilla y León también, lo firmé en el acuerdo de reconstrucción y lo votamos a favor en las Cortes. Y lo dije en público. Cuando han tomado una decisión, creo que precipitada y errónea, sobre la gestión del lobo, se lo he dicho a las organizaciones profesionales agrarias y lo he dicho también en público. Cuando desde el Ministerio de Transición se tomaron algunas decisiones al inicio de la legislatura que eran perjudiciales para la Comunidad Autónoma, lo dije en público.

P.– Lo mismo que hacía Herrera y usted se lo recriminaba…

R.– No, no, no, hombre. Herrera tenía una diferencia, y es que tenía el Gobierno, gobernaba. Nosotros hacemos posicionamientos políticos y nos fajamos también con el Gobierno de España, que nunca es fácil, desde los territorios. Ni en nuestro caso ni viceversa. Pero las posiciones políticas que mantenemos y las batallas que estamos dando contra el Gobierno de España para defender Castilla y León nosotros no nos hemos movido ni un ápice. Con la misma intensidad y con la misma convicción que lo hacíamos cuando gobernaba Mariano Rajoy.

P.– En los últimos meses, vemos ministros pasear por Castilla y León con las manos en los bolsillos y sin concretar nada, cuando hay muchísimos grandes proyectos, no se los voy a enumerar a usted, de ave, ferroviarios, de carreteras, que siguen empantanados ahí y que son vitales para Castilla y León.

R.– Pero mire, es que yo me niego a la comparación de que somos iguales. ¿Hay muchos proyectos dependientes del Gobierno de España empantanados que deberían haber avanzado mucho más rápido? Por supuesto. Tenemos algunos déficit en Castilla y León computables a ambos gobiernos.

P.– Decía usted que nos desangramos demográficamente gobierno tras gobierno del Partido Popular en Castilla y León. Eso es un hecho incuestionable, incontestable. Pero ahora hay un departamento en el Ministerio en la vicepresidencia, relacionado con el reto demográfico, que es luchar contra la despoblación. ¿Lo mejor para Castilla y León para el reto demográfico es poner impuestos por ir por las carreteras?

R.– Bueno, vamos a ver: Por ejemplo, otra decisión que ha venido nueva del Gobierno de España, que lamentablemente también el Reto Demográfico tiene que resolver las carencias de veinte años -bueno de veinte, de cuarenta-, del Partido Popular aquí, es por ejemplo el centro de datos de la Seguridad Social en Soria, la descentralización de algunas decisiones. Con respecto a las carreteras: Ya se ha dicho, primero, que si no hay consenso no se van a poner, y que desde luego está descartado en esta coyuntura.

P.– Dice Ciudadanos que ya se van a abrir los consultorios. Digo Ciudadanos porque lo ha dicho la consejera después de haberlo dicho varias veces sin haberlo cumplido desde el pacto de reconstrucción, donde iba aquel compromiso. ¿Usted cree que la Junta va a seguir adelante con el atroz Plan Aliste?

R.– No tengo ninguna duda. Bueno, sobre la apertura de los consultorios y de la atención presencial, de verdad, es una de las principales razones de aquella moción de censura, ¿no? El incumplimiento del pacto de reconstrucción en cosas tan sensibles para los ciudadanos como la atención sanitaria presencial, que ha provocado errores de diagnóstico, que ha provocado el empeoramiento de muchas patologías, que ha abandonado principalmente al medio rural. Pero ese modelo no tiene que ver con la pandemia. La pandemia es una excusa. El Plan Aliste fue previo a la pandemia. Se ha consolidado con la pandemia y van a aprovechar la pandemia para hacerlo permanente. Estoy convencido.

No cejan en su empeño. Tienen un criterio de pura rentabilidad de la sanidad pública, y sobre todo en el medio rural. Al final, acaban convirtiendo esto en una bola, ¿no? Como hay poca gente no es rentable prestar servicios, y como no se prestan servicios, cada vez hay menos gente. Bueno, fantástico. Hasta que no quede nadie.

Pero van a seguir, por no hablar del sainete de promesas incumplidas. Hace un año que firmaron la reapertura y no lo han hecho. O de anuncios. Yo ya he perdido la cuenta de las veces que la Consejería… De hecho, mandaron instrucciones por escrito a alguna de las gerencias provinciales ordenando la reapertura, que nunca se produjo, para luego afirmar que reabrían consultorios que según ellos nunca habían cerrado, para luego escuchar al portavoz de lo que queda de Ciudadanos anunciar dos veces la reapertura. En fin, yo creo que no es serio.

P.– En su relato usted explica que un elemento de desestabilización es Ciudadanos, es Igea, que desestabiliza al propio Gobierno. ¿Ustedes estarían dispuestos a darle una estabilidad al Gobierno a cambio de quitar esa inestabilidad? Se llamaban acuerdos de Comunidad, acuerdos de Estado, que podían ser en momentos puntuales…

R.– Y tanto que hemos estado dispuestos. ¡Si es que hace un año firmamos eso! Hace un año, en el peor momento de nuestra historia, sabiendo además que en un momento crítico cualquier acuerdo, cualquier gran acuerdo, a quien beneficia es primero a los ciudadanos -desde luego, por eso lo hicimos-, pero a quien beneficia electoralmente es al Gobierno, por eso firmamos el acuerdo para la reconstrucción. Pero ¿para qué, si no lo han cumplido?

Si aquello se hubiera cumplido, si se hubiera desarrollado, hubiéramos estado de acuerdo en sacar todo aquello adelante: el plan de inversiones prioritarias; el fondo de 250 millones de euros adicionales para la sanidad; la reapertura de los consultorios; la reducción de las tasas; un fondo extraordinario para becas… Lo hubiéramos apoyado, pero es que no lo han hecho. Todo lo que tenía de positivo aquel acuerdo lo han incumplido. Otro ejemplo: En diciembre aprobamos una proposición a iniciativa nuestra en las Cortes para el desarrollo consensuado, participado y ambicioso del plan de reconstrucción para optar a los fondos europeos. Nos lo votaron a favor. Han pasado seis meses. No han hecho nada. No han hablado con nadie. Han hecho un batiburrillo de proyectos pendientes de ejecutar desde hace veinte años. Vamos a desaprovechar la última oportunidad que tenemos de modernizar esta Comunidad.

Y tercero, nos pasó con el diálogo social. Esto se lo he dicho al señor Mañueco: ya sabíamos que había quienes en el Gobierno querían cargarse el diálogo social, que es una de nuestras señas de identidad, uno de los consensos básicos. Dije: «Oye, en esto no vamos a discutir, si tú nos necesitas para proteger el diálogo social, incluso frente a tus socios, úsanos». Y no, no solo no han querido acordar con nosotros, sino que se han dejado arrastrar por quienes se lo querían cargar.

P.– Mañueco es el presidente del Gobierno y usted es el jefe de la oposición. ¿Cuánto hace que no hablan?

R.– Se lo digo exactamente porque el último día fue el día que nos mintió a todos flagrantemente con el adelanto del toque de queda.

P.– Ha llovido.

R.– Bueno, pero es que es imposible, es que ha roto cualquier tipo de…

P.– ¿Y usted no cree que deberían sentarse el jefe de la oposición, además de una oposición mayoritaria parlamentaria y el presidente del Gobierno?

R.– ¿Pero para qué? ¿Para intentarlo cuántas veces más?

P.– Las que haga falta. Los ciudadanos se lo merecen.

R.– Pero es que es imposible con el señor Mañueco. Los ciudadanos merecen saber quién es su presidente. Por cierto, al que no votaron, al que no eligieron. Después de lo que había sucedido, insisto, durante meses y meses, durante la pandemia, no tuvieron de nosotros más que comprensión, empatía, ningún ruido, ninguna crítica, nada más que propuestas, en privado a todas las consejerías, advirtiéndoles de lo que estaba pasando. Firmamos el pacto de reconstrucción, y cuando empezaron a incumplirle una y otra vez, y otra vez, y otra vez, obviamente nosotros tuvimos que ponerlo de manifiesto.

A pesar de todos esos incumplimientos, a pesar de su comportamiento, a pesar de cargárselo todo, de que se enfrentó a todos los colectivos sanitarios, sindicales, empresariales, cuando volvieron a ponerse las cosas feas, en la tercera ola, volvieron a llamarnos. Y les dijimos que sí, que sin ninguna duda, hubiera pasado lo que hubiera pasado, y fui al despacho del presidente, y me engañó. Y engañó a los alcaldes, y mintió a los medios de comunicación, y mintió a sus consejeros, en el Consejo de Gobierno, a los que informó de unas medidas y anunció otras. ¿Pero cómo se puede fiar nadie de alguien así? Es imposible. Es imposible.

¿De qué estaban preocupados, nos hemos enterado recientemente? De gastarse dinero, miles y miles de euros, en encargar encuestas que dijeran que lo estaban haciendo todo muy bien, justificadas en que eran para guiar…

P.– Tampoco las encuestas dicen que lo estaban haciendo todo muy bien…

R.– La suya supongo que sí, esas que pagaron con el dinero de todos…

P.– Las hemos publicado, y ha bajado veinte puntos la confianza en el sistema sanitario…

R.– Pero fíjese además lo grave: cuando no había dinero para nada, no había dinero para sanitarios, ni para epis, porque algunas de estas encuestas estaban encargadas y pagadas en los momentos más críticos de la pandemia. Aparte de eso es que encima eran supuestamente para guiar la actuación de la Junta. ¿Pero no han estado diciéndonos un año que solo eran criterios técnicos y sanitarios?

P.– Y científicos…

R.– ¿Y científicos? ¿Pero no iba de eso? A ver si va a resultar que lo que han estado haciendo todo este año -tampoco les he visto muy hábiles-, era para intentar salvar solo electoralmente sus sillones. Es imposible, imposible, con alguien que sistemáticamente incumple su palabra, con todos, no conmigo, con todos…

P.– ¿Pero usted tiene alguna duda de que el comité de expertos no ha guiado absolutamente nada? No hay más que leer las actas y ver cuándo fue el último comité de expertos, y se han tomado un montón de decisiones. Yo no sé si usted tiene alguna duda, yo no tengo ninguna…

R.– Después de lo último, desde luego que no tengo ninguna duda, porque ya es la demostración palmaria de que lo que estaban pensando es, una vez más, solo en el poder, en mantener el poder.

P.– ¿Pero eso de las encuestas no quiere decir, seguramente, que la parte del PP del Gobierno no se fiaba de cómo gestionaba la parte de Ciudadanos la sanidad? ¿No quiere decir más eso que otras cosas?

R.– No sé si eso en concreto tiene que ver con esa cuestión. Pero bueno, que no se fían unos de otros, que no están de acuerdo unos con otros, es también palmario, ¿no? Esto es como el refrán: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Han presumido tanto cada día… Yo cada día que en las Cortes el señor Mañueco, sin que yo le dijera nada, me presumiera de lo unidos que estaban, de lo bien que se llevaban el señor Igea y él, pues oye, para qué me lo explicas, si yo no te lo he preguntado, ¿no? Pero bueno, supongo que excusa non petita…

P.– ¿Usted cree que se va a acentuar esa situación o que se va a atenuar esta situación de dos gobiernos?

R.– Me da igual. No me da igual, obviamente, porque me preocupa enormemente el daño que le están haciendo a la gente, pero el responsable es el señor Mañueco. Quien preside el Consejo de Gobierno es el señor Mañueco; quien preside el diálogo social es el señor Mañueco. Es que es él, el responsable de todas y cada una de las decisiones que se han adoptado, fuera cual fuera la discusión, fuera cual fuera la división. Si se decidió no derivar a los mayores de las residencias a los hospitales, me da igual si eso era la opinión de la consejera de Familia o de la consejera de Sanidad. El que lo permitió…

P.– O del de Transparencia…

R.– O de él, sí… (sonrisa). El que tomó la decisión, o el que lo permitió, o el que lo consintió, o el que miró para otro lado -cualquiera de las opciones es muy mala para él y para Castilla y León-, fue el señor Mañueco. Ya está bien.

Es que lo hemos vuelto a ver esta semana, es que uno ya no sabe a qué atenerse. Pero no solo no cambia, sino que empeora. Sabían perfectamente lo que iba a pasar cuando finalizara el estado de alarma. Tuvieron tiempo más que suficiente para pactarlo. Lo único que les pedimos fue seguridad y certeza, y criterios coherentes y homogéneos. No ha habido manera, y ahora, si me permite, cuando les oigo clamar porque haya un mecanismo legal para, sin estado de alarma, hacer lo mismo que con estado de alarma, poder restringir derechos fundamentales de los ciudadanos sin el mecanismo constitucional establecido, yo pienso con terror dejar en manos de Mañueco e Igea la posibilidad de que, sin control judicial, parlamentario, o legal, o constitucional, puedan hacer con nosotros y con nuestros derechos lo que quieran. Pavor.

P.– Por ejemplo, qué opinión le merece que de repente, tras las elecciones de Madrid, en el seno del Gobierno de Castilla y León, haya eclosionado el Ayusismo y la libertad, y estas cosas. Sobre todo con las medidas restrictivas que eran totalmente contrarias a las que tomó el Gobierno de Madrid y ya, por poner un ejemplo, cuando quien lo dice es un vicepresidente que se presenta en una cabalgata a intentar pararla, y que además la multa luego.

R.– El mismo que luego se sentó con once a tomar café en una terraza… Ese es este Gobierno. No hay criterios objetivos. Hay coyuntura, hay soberbia, y hay necesidad suya, personal… ¿Dónde ha quedado el autonomismo útil? Esa derecha de Castilla y León antaño seria, con la que nosotros confrontábamos desde el punto de vista del proyecto político. Cuando llegabas a un acuerdo sabías que te ibas a dar la vuelta y que se iba a cumplir hasta la última coma. Ahora ya no. Yo es que los veo casi a Mañueco e Igea pintados como Braveheart, la cara de azul y gritando libertad. En fin, si no fuera tan dramático.

P.– ¿No le causa frustración a usted haber ganado las elecciones por primera vez en treinta y pico años para el Partido Socialista, no haber podido formar gobierno, haber intentado una moción de censura dos años después y no haber podido ser gobierno?

R.– Es que esto no lo hago en términos de ambición personal. La frustración me la provoca no eso: La frustración me la provoca ver que esta Comunidad no remonta, que estamos perdiendo una oportunidad tras otra. Me da mucha rabia. La idea de que ya por tercera o cuarta generación nuestros hijos e hijas no tengan otra alternativa que marcharse de aquí, porque Castilla y León se hace cada vez más invisible, más pequeña, más que frustrarme me cabrea. Me enfada, y por eso yo quiero seguir luchando.

P.– No ve un buen horizonte usted de la Comunidad…

R.– Con este Gobierno no. Lo veo, claro que lo veo. Es muy manido, pero es verdad: toda crisis es una oportunidad, y la peor crisis de nuestra historia va a convertirse también en la mejor oportunidad. Ahora daban los datos de Bruselas: España va a ser el país de Europa que más crezca el año que viene. Y ahora que tenemos la última gran oportunidad vía los fondos de recuperación y resiliencia… Claro que veo que Castilla y León se puede convertir en otra cosa. En manos de Mañueco, no.

P.– Usted hace tiempo mantenía diferencias con Óscar Puente, que es un referente del Partido Socialista en Castilla y León porque es portavoz federal y porque es alcalde de Valladolid, y el alcalde de Valladolid es la segunda autoridad de la Comunidad. ¿Se han hecho íntimos? ¿Ha entendido usted que era necesario ese entendimiento?

R.– Hemos tenido en alguna ocasión opiniones diferentes  Con Óscar y con muchos en el Partido Socialista. Por tanto, ni me molestan ni me incomodan las opiniones, que además enriquecen el proyecto político. Y más cuando estamos hablando, evidentemente, de un alcalde muy significativo e importante, con el que he trabajado siempre muy a gusto. Como digo yo siempre, no nos parecemos en el carácter, pero siempre hemos coincidido en lo importante. Una de las cosas que necesitamos para ganar en Castilla y León, siempre lo dije, era hacerlo desde abajo.

P.– Dice el PP que sospecha que usted no va a ser el candidato, que lo van a quitar. ¿Usted sospecha que Mañueco va a ser el próximo candidato?

R.– Buff… Es mucho especular. En todo caso, sabe que no me gusta mucho meterme en las cosas internas de otro partido, pero lo dije y lo mantengo: creo que la victoria de Ayuso en Madrid, en términos internos, es más un problema para el PP que para el PSOE. Ya veremos cómo acaba esta batalla con Casado y en qué lado se coloca Mañueco.

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